lunes, 22 de agosto de 2011

El lamento de Dido


A falta de pan... -perdón, de programación- nos alimentamos a base de lo que tenemos más a mano: en unos casos puede ser la biblioteca pública; en otros  nuestra sencilla colección e incluso a veces  la de los amigos, ¿por qué no?

Dido y Eneas es una ópera trágica en tres actos compuesta en 1689 por Henry Pursell, con libreto de Nahum Tate.
Dido reina de Cartago, y el príncipe Troyano Eneas, se enamoran cuando éste con sus tropas naufraga en las costas de Cartago. Tanto los cortesanos como los amantes, ven con buenos ojos una unión política entre ambos. Sin embargo, las brujas envidian a Dido, y mediante un hechizo, a través de un falso espíritu hacen creer a Eneas, que Júpiter ordena su regreso para refundar Troya.

Dido afligida, se lamenta ya que sin su amor no podrá vivir. Eneas, decide quedarse desafiando a Júpiter, pero Dido lo rechaza y se deja morir.
"El lamento de Dido", que refleja este momento es quizá la más bella, incluso sublime, aria de toda la historia de la ópera. Encadenando sonidos y sentimientos, el dolor y la desolación que siente Dido en esos instantes, hace palpitar nuestra angustia.

El lastimoso "Remember me, but ah forget my fate" con que la reina se despide de su hermana Belinda, expresado por la gran voz de Jessye Norman, nos eleva hacia una plenitud difícilmente alcanzable.


jueves, 11 de agosto de 2011

Carta de una desconocida

El verano es árido culturalmente. Parece que durante las largas y calurosas jornadas del estío no necesitáramos alimentar nuestro espíritu, o eso deben pensar quienes el resto del año programan y organizan los eventos con los que disfrutamos. Ni siquiera la cartelera se aviene a nuestros deseos, y lo único que podemos hacer es seguir leyendo. 

A éste tenor, acabamos de terminar una sencilla, profunda y emotiva novela del magnífico escritor austríaco Stefan Sweig, titulada "Carta de una desconocida" Y es eso, una carta, en la que através de sus líneas nos cuenta la historia de una mujer que siendo niña se enamora de un escritor, un hombre mayor que ella que llega a vivir a su edificio.
El de nuestra desconocida -ni siquiera llegamos a saber su nombre- es un amor incondicional, sin límites de ningún tipo, sin contrapartida, unidireccional y único. En esa carta que ella se atreve a escribir sólo cuando tiene la certeza de su desaparición, le cuenta a su amado su vida, le declara su amor no correspondido e ignorado, amor solitario que no quiere que además, la muerte cubra de olvido.

Esta es una de esas historias de verdad, que nos recuerdan que somos capaces de hacer cualquier cosa por lo que realmente queremos. 
Demoledor Sweig cuando escribe: "Terminó la carta con manos temblorosas. Después reflexionó largamente." 
Sin embargo, ya no hay posibilidad de rectificar, de enmendar nada. Sólo sombras, reflejos y miedo.

Os animamos a leerla, es una pequeña maravilla.