En esta ocasión nos permitimos reproducir el texto de la revista METROPOLI de "elmundo.es" sobre una muy interesante exposición que todavia no hemos visitado, pero que esperamos poder hacerlo.
Entre en el Museo del Romanticismo, en la madrileña calle de San Mateo. Diríjase a la derecha. Antes de abrir el cortinón, saque su 'smartphone' y capte el código de la entrada. Póngase los cascos y, con la banda sonora de fondo elegida por el violinista Pablo Toledo, disfrute de la exposición 'Los espejos del alma', la muestra temporal que estará abierta hasta el 31 de marzo y que arropa estos días su colección permanente.
Se trata de un recorrido, a través de los 20 dibujos y acuarelas prestados por el Museo Kunspalast de Düsseldorf, por la obra de los pintores alemanes del siglo XVIII (como Achenbach, Friedrich o Blechen) que marcaron el camino a los artistas románticos que les sucedieron: el paisaje se convertía en protagonista y dejaba de ser un mero accesorio dentro de la composición.
"Son pintores que tienen una formación dieciochesca pero que empiezan a desarrollar una serie de elementos y de conceptos que serán parte del Romanticismo. Salen a pintar a la naturaleza y empiezan a asociar lo emotivo con el paisaje", explica la directora del Museo, Asunción Cardona, que cita, además, su regreso a los inicios y su sentimiento nacionalista.
"Vuelven la mirada hacia las leyendas, hacia los cuentos vernáculos, que les llevan al origen de su pueblo germánico". En esas estampas, además de la naturaleza, toman posiciones las ruinas góticas, un objeto recurrente de este movimiento. A poder ser, a la luz de la luna. "Entonces se pensaba que el gótico había nacido allí, en lo que después fue Alemania, que era algo propio de esos territorios, de su espíritu nacional".
Apague la música. Pero esas sensaciones le acompañarán todo el día.
Por si quereis ver el vídeo o escuchar la música que acompaña la visita:
http://www.metropoli.com/blogs/miradas-al-fresco/2013/01/30/con-paisajistas-romanticos.h
jueves, 31 de enero de 2013
sábado, 12 de enero de 2013
Puro teatro
Tras unas cuantas semanas de ausencia en estos pagos, no podemos resistirnos ha hacer un hueco en nuestras obligaciones y dedicar unas líneas a algo que ya hemos dejado muy claro en anteriores ocasiones.
Se trata de nuestra devoción por el "Teatro de cámara Chéjov". Una vez más, y esperamos que sigan adelante con su nueva trayectoria, han visitado Logroño con su montaje de "El Quijote" poco podemos añadir a lo citado en otros momentos, salvo agradecer -no sabemos muy bien a quién- la existencia de Angel Gutierrez, y su amor y pasión por el teatro.
A veces la vida nos regala encuentros con personas magníficas, que con su saber y buen hacer nos marcan, dejan huella en nosotros, y a partir de ese momento ya no somos los mismos.
Cómo no dolerse de la locura del Quijote, o de la absoluta degradación de RaskolniKov, en Crimen y castigo, o del desamor y la soledad del protagonista de "Noches blancas" y tantos otros personajes que en manos de Angel Gutierrez y sus actores se convierten en seres cercanos, casi nuestros, con los que sufrimos o nos alegramos de manera tan vívida que podrían ser incluso reales. La capacidad de hacerlos presentes y únicos, la verdad que transmiten los componentes de esta compañía hace que deseemos más, y que posteriormente exijamos la misma calidad en otras compañias y representaciones. Sin embargo, no es posible, la creatividad, la pasión, la cultura, el amor por la belleza que posee Angel Gutierrez y que sabe transmitir a su gente, no la tienen - aún siendo buenos- otros directores o maestros.
Esperaremos con impaciencia su próxima visita, y en el entretanto si viajamos a Madrid, y como en anteriores ocasiones, buscaremos la riqueza y la emoción en el trabajo del Teatro de cámara Chéjov.
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