Tras unas cuantas semanas de ausencia en estos pagos, no podemos resistirnos ha hacer un hueco en nuestras obligaciones y dedicar unas líneas a algo que ya hemos dejado muy claro en anteriores ocasiones.
Se trata de nuestra devoción por el "Teatro de cámara Chéjov". Una vez más, y esperamos que sigan adelante con su nueva trayectoria, han visitado Logroño con su montaje de "El Quijote" poco podemos añadir a lo citado en otros momentos, salvo agradecer -no sabemos muy bien a quién- la existencia de Angel Gutierrez, y su amor y pasión por el teatro.
A veces la vida nos regala encuentros con personas magníficas, que con su saber y buen hacer nos marcan, dejan huella en nosotros, y a partir de ese momento ya no somos los mismos.
Cómo no dolerse de la locura del Quijote, o de la absoluta degradación de RaskolniKov, en Crimen y castigo, o del desamor y la soledad del protagonista de "Noches blancas" y tantos otros personajes que en manos de Angel Gutierrez y sus actores se convierten en seres cercanos, casi nuestros, con los que sufrimos o nos alegramos de manera tan vívida que podrían ser incluso reales. La capacidad de hacerlos presentes y únicos, la verdad que transmiten los componentes de esta compañía hace que deseemos más, y que posteriormente exijamos la misma calidad en otras compañias y representaciones. Sin embargo, no es posible, la creatividad, la pasión, la cultura, el amor por la belleza que posee Angel Gutierrez y que sabe transmitir a su gente, no la tienen - aún siendo buenos- otros directores o maestros.
Esperaremos con impaciencia su próxima visita, y en el entretanto si viajamos a Madrid, y como en anteriores ocasiones, buscaremos la riqueza y la emoción en el trabajo del Teatro de cámara Chéjov.