sábado, 26 de octubre de 2013

Demoledora La Zaranda

Con el corazón todavía encogido por el gran espectáculo- en ésta ocasión"El régimen del pienso" de Eusebio Calonge- que una vez más el grupo de teatro La Zaranda puso en escena ayer en el Teatro Bretón, reflexionamos sobre lo que vimos y oímos incluido el texto de Tolstoi en Sonata a Kreutzer: "Si hay mucho hierro y qué metales hay en el sol y las estrellas, eso se puede saber pronto; en cambio, denunciar la vida de cerdos que llevamos resulta difícil, demasiado difícil... Usted , al menos me escucha, y aunque sólo sea
por eso ya le estoy agradecido" 

La obra empieza muy despacio y sutílmente, apareciendo en el escenario de uno en uno y poco a poco, los tres monos sabios; a partir de ahí, ya podemos intuir lo que nos espera.
Una epidemia a causa del pienso azota a una factoría porcina, las bajas en las pocilgas repercuten en despidos del personal. Los destinos del cerdo y del hombre se unen en la ausencia de presente y de futuro en la soledad del desauciado, del que no significa nada, porque no es nada más que un número en una cuenta de resultados. Con el paralelismo que establece entre las vidas del cerdo y del hombre, disecciona la sociedad actual de manera brutal. No hay esperanza. La desgarradora historia nos deja destrozados; hay que saber ver, mirarse en ese espejo.
Como en todos sus montajes, La Zaranda no necesita grandes decorados ni vestuario con la firma de ningún diseñador de moda; con cuatro estanterías, cuatro sencillas lámparas de mesa y varios archivadores, demuestra una vez más que su arte es suficiente para remover nuestras conciencias. Las que estén dispuestas a ello, por supuesto.