La melancolía que me producen los días de lluvia, se acrecienta en festividades como Semana Santa.
Siempre siento una emoción especial que no tiene tanto que ver con la fe católica y lo que estos días conmemoran, sino con mi infancia, llena de amor, y también de manifestaciones religiosas. Tiene que ver, con la pérdida y con la carencia.
No entiendo (no digo que no me guste) porqué los costaleros se someten a la tortura de cargar durante tantas horas, tanto peso. Tampoco entiendo a las mujeres que descalzas, tapadas y enlutadas, caminan, incluso se arrastran atadas a cadenas, tras los pasos del santo de su devoción.
No. No lo entiendo. Pero me emociona su sacrificio y su esfuerzo. Y espero que si se trata de alguna promesa, se vean recompensados.
Todos ellos hacen, que perdure la expresión cultural de un pueblo que poco a poco y lamentablemente, va perdiendo sus valores.