miércoles, 6 de junio de 2012

Orquesta de Señoritas

El viernes día 1 pudimos contemplar en el Teatro Bretón, la obra "Orquesta de Señoritas" del autor Jean Anouilh. Una obra escrita hace 50 años para ser interpretada por mujeres, pero que en su estreno no tuvo ningún éxito; tiempo después, a alguien se le  ocurrió, que si la interpretaran hombres quizá fuera otra cosa.
 ¡Y vaya si lo es! A esto le añadimos la negrura de la obra y el esperpento está servido. La historia es sencilla y la hemos visto en multitud de ocasiones; se trata de un grupo de mujeres que tocan en una orquesta, y en los entreactos y durante sus desplazamientos, se muestran ellas mismas.
Es un clásico siempre vigente, ya que ahonda en los conflictos del ser humano. Nos muestra con incisivo y negro humor el ¿juego? entre la apariencia y la realidad; una realidad que nos atropella con sus miserias -que son las nuestras- y que nos hace sentir que  cualquiera podemos ser una de esas "señoritas".

Habla de mujeres que luchan cada día por salir adelante; mujeres inmaduras emocionalmente, colgadas de unos hombres que lejos de amarlas, las desprecian y utilizan; o de una anciana madre dependiente, a la que se le racanean unos dulces o se castiga sin cambiarle los pañales cuando su cansado organismo ya no responde a lo que se espera de él, y sin embargo, quien se ocupa de ella se considera un modelo de hija, cuando lo cierto es, que es incapaz de hacer nada más con su vida.
Mujeres luchadoras, si, pero a la vez débiles, ya que no son capaces de vivir por sí mismas, siempre a la sombra  de otro aunque su vida se desmorone, hasta el punto de quitarse la  vida.
La obra no nos da un respiro, no deja  ningún lugar a la esperanza. 
Y la vida sigue...

Magníficamente interpretada por todos los actores, que también cantan  con música en directo que siempre es de agradecer, se sitúa en la postguerra española, con canciones- esto nos recordó la película de Martín Patino "Canciones para después de una guerra"- que a la mayoría nos resultan familiares, bien por habérselas escuchado en su día a los cantantes- los más mayores- o por haberselas oído cantar de niños a nuestro padres.

 Ha sido un experiencia muy interesante. Ahora nos gustaría poder conocer el montaje original, ya que se trata de una obra francesa, con música y canciones propias. Pese a salir con el corazón encogido, hemos visto cumplidas nuestras expectativas.
                                        


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